Impulsando la infraestructura del mañana
La economía de Estados Unidos es una de las más exitosas del mundo, pero debe revitalizar su envejecida infraestructura para seguir siendo competitiva. La Sociedad Estadounidense de Ingenieros Civiles (ASCE) otorgó a la infraestructura estadounidense una calificación general de D+ en 2017. La ASCE predice que costará aproximadamente 2 billones de dólares realizar todas las actualizaciones y reparaciones necesarias. Es hora de prestar atención a las señales de advertencia y empezar a invertir en el camino hacia el futuro.
Señales de advertencia en el camino por delante
La falta de mantenimiento de las carreteras estadounidenses impone enormes costos a los automovilistas estadounidenses. El conductor promedio en Estados Unidos pasa 42 horas al año atrapado en el tráfico, más que una semana laboral típica. En las ciudades estadounidenses, más de 2 de cada 5 millas de carreteras interestatales urbanas están congestionadas.
Las zonas rurales enfrentan una crisis diferente. Veintisiete estados están volviendo a convertir algunas carreteras en grava debido a limitaciones presupuestarias. Si bien mantener las calles es costoso, no hacerlo conlleva un costo aún mayor. La ASCE estima que el costo total del tiempo perdido y el desperdicio de combustible alcanzó los 160 mil millones de dólares en 2014. Los automovilistas gastaron otros 112 mil millones de dólares en mayores costos operativos y en reparar los daños causados por carreteras en mal estado.
Cerrando la brecha
Si bien las carreteras requieren reparaciones, los puentes viejos representan una amenaza más importante. Casi el 40% de los puentes en Estados Unidos tienen más de 50 años y más del 9% eran estructuralmente deficientes en 2016. Las reparaciones oportunas pueden prevenir desastres como el colapso del puente I-35 en Minneapolis que mató a 13 personas. Esa tragedia ayudó a provocar un aumento en el gasto en puentes de 11.500 millones de dólares en 2006 a 17.500 millones de dólares en 2012.
Sin embargo, Estados Unidos necesita invertir mucho más para cerrar la brecha. El gobierno federal estimó que se necesitarían 123 mil millones de dólares para reparar completamente todos los puentes de Estados Unidos.
Mantener las luces encendidas
A menudo damos por sentado la electricidad, pero gran parte de la red eléctrica está llegando al final de su vida útil prevista. La mayoría de las líneas de transmisión y distribución se construyeron a mediados del siglo XX y solo estaban previstas para durar 50 años. Una red eléctrica fallida tiene graves consecuencias, incluidos más de 3.500 cortes de energía reportados en 2015.
La red incluye servicios públicos, agencias gubernamentales y empresas privadas, pero el 68% de los consumidores obtienen energía de servicios públicos propiedad de inversores. La ASCE pronostica que Estados Unidos necesitará 177 mil millones de dólares adicionales para mantener la red eléctrica en el futuro cercano.
La red inteligente del futuro
La construcción de una red inteligente moderna produciría beneficios significativos, pero también requiere una financiación sustancial de los inversores. La red eléctrica heredada encarna los principios de diseño de la década de 1950, cuando se construyó gran parte de ella. Las grandes plantas centralizadas producen toda la energía y la distribuyen a los consumidores. La energía solar y el almacenamiento en baterías han avanzado espectacularmente desde mediados del siglo XX.
Los consumidores son cada vez más capaces de generar su propia energía y venderla a la red. Sin embargo, esto requiere una red inteligente bidireccional donde las empresas y los consumidores puedan comprar, vender e interconectarse. Construir una red inteligente no será barato. El Instituto de Investigación de Energía Eléctrica (EPRI) pronosticó que se necesitarían hasta 476 mil millones de dólares en 20 años para completar la transición.
Mantenerse globalmente competitivo
Cada nación debe mantener una infraestructura confiable para seguir siendo competitiva a nivel mundial. Los fabricantes necesitan carreteras, puentes y electricidad para abastecer sus fábricas y distribuir productos. Si Estados Unidos no construye la infraestructura necesaria, las empresas se irán. Según el WEF, la eficiencia de la red eléctrica de Estados Unidos ocupa el puesto 26 en el mundo, detrás de Chile y China. Esta tendencia no puede continuar. Invertir hoy en la reconstrucción de la infraestructura le dará a Estados Unidos el poder de competir en el futuro.